¡Hola! Me llamo Paco. Hace muchísimos años que dejé de ser niño.
Pero conservo algo de los niños que yo no quiero perder. Me gusta
mucho jugar. Y creo que debemos aprender a jugar cada vez mejor y
a escoger los juegos más interesantes. Porque hay juegos que son
un verdadero rollo.
Entre mis juegos favoritos hay uno que practico todos los días,
aunque este juego no se puede practicar delante de la gente, y
mucho menos cuando hay visitas serias. Se considera de mala
educación. Es el juego de silbar.
Hay que aprender a silbar. No todo el mundo sabe silbar y hay
gente que lo hace muy mal. Silbar es hacer música con los labios.
Los silbidos fuertes molestan a las personas, pero los entienden
muy bien los perros, los caballos y las ovejas. Los pastores
producen unos silbidos que entienden perfectamente los animales y
saben lo que se les quiere decir.
Pero el silbido musical no es tan fuerte, es un poco más bajito,
más dulce y se puede hacer música como a uno le guste. Si uno
sabe silbar no necesita aparato en el coche y no necesita llevar
auriculares del “walkman”. Cada uno se fabrica su música
particular y se pueden inventar músicas nuevas que a veces
resultan muy bonitas o al menos a cada uno le parece que son
bonitas.
Si quieres seguir leyendo pulsa aquí: El juego de pensar
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